Deshidratación en Personas Mayores

La deshidratación se define clínicamente como una “disminución del contenido de agua corporal total y se debe a una disminución de la ingesta de líquido, un aumento de las pérdidas o una mezcla de ambas”.

No hay un consenso mundial sobre cual es la recomendación de ingesta adecuada diaria de líquido en el adulto, aunque la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda de 2.5 litros para los hombres y 2 litros para las mujeres. Hay que tener en cuenta que el 75-80% del líquido total es suministrado por bebidas, mientras que el 20-25% restante es suministrado por alimentos sólidos.

La EFSA estima que el 50% de los adultos no cumplen estas recomendaciones y según la Revista de enfermería gerontológica (Journal of Gerontology Nursing), entre el 20% y el 30% de los adultos mayores están crónicamente deshidratados. Esto es debido a que, en la población anciana, la hidratación se vuelve más complicada porque existen determinados cambios fisiológicos y otras circunstancias que aumentan el grado de deshidratación (figura 1).

5 CONSEJOS PARA EVITAR LA DESHIDRATACIÓN EN LAS PERSONAS MAYORES EN VERANO

Durante el verano y épocas de calor, debemos aumentar la vigilancia y seguir los siguientes consejos para
evitar la deshidratación:

  1. Evitar la exposición al calor y la actividad física en horas de más calor. Esta actividad física debe ser moderada. Hay que mantener la casa ventilada y ponerse prendas ligeras, evitando las apretadas. 
  2. Cuidar la dieta. Aumentar en verano la ingesta de frutas, verduras y hortalizas. Son alimentos con menor aporte energético, pero más ricos en sales minerales, fibra, vitaminas, y, sobre todo contienen mucha agua. 
  3. Ofrecer líquidos regularmente a lo largo del día. Es preferible beber a menudo que ingerir mucha cantidad de vez. La temperatura ideal del líquido se recomienda que sea entre 11 y 14 ºC. Es preferible que el aporte de líquidos se realice con agua, pero además de agua, también podemos ofrecer zumos de frutas, caldos y sopas no saladas, leche, infusiones, alimentos ricos en agua. Pueden aportar variedad a la hora de garantizar unas ingestas de líquidos adecuadas.
  4. Animar a beber agua: en ocasiones puede hasta llegar a ser necesario pautar la ingesta de agua como si fuera una pauta de medicamentos debido a su disminución de la sensación de sed. Aunque normalmente con animarles a beber verbalmente, puede ser suficiente. Deberíamos colocar líquidos cerca de ellos y en las zonas en las que suelen estar para disminuir que tengan que moverse para conseguirlos. Debemos fomentar el  consumo de líquidos con la medicación y con las horas de la comida. 
  5. Evitar alcohol, cafeína y bebidas con grandes cantidades de azúcar, ya que pueden hacer perder más líquido corporal. 

Elena Plaza Moreno

Enfermera docente

Creo y divulgo contenido de salud basado en evidencia en
https://www.urgenciasyemergen.com/

Experta en urgencias, emergencias y competencias digitales en salud.
Instructora de soporte vital básico y avanzado.

 

BIBLIOGRAFÍA

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 Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social - Ciudadanos - Prevención Efectos Altas
Temperaturas - Año 2019 [Internet]. Gob.es. [citado el 5 de junio de 2022]. Disponible en:
https://www.sanidad.gob.es/ciudadanos/saludAmbLaboral/planAltasTemp/2019/recomendacionesEstivales.ht
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 Ramos P. Dieta para los mayores en verano. Sabrosa y rica en agua [Internet]. Sociedad Española
de Geriatría y Gerontología. 2014 [citado el 5 de junio de 2022]. Disponible en:
https://www.segg.es/ciudadania/2014/07/23/dieta-para-los-mayores-en-verano-sabrosa-y-rica-en-agua2

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